Lo que está usted contemplando no es ni una flor, ni un corazón visto por un escáner, ni siquiera la obra de un artista contemporáneo. Es una de las primerísimas galaxias que poblaban el Universo. No se trata de una fotografía, sino de una modelización realizada por los investigadores del Centre de Recherche Astrophysique de Lyon (CRAL).

Las galaxias son principalmente conjuntos de estrellas, gases y polvo; son «islas» en un Universo casi vacío, conectadas entre ellas por tenues filamentos de materia. Los investigadores intentan conocer su estructura a partir de la luz emitida por las estrellas que las componen. Sin embargo, la observación no es la única manera de estudiarlas. Las instantáneas que vemos aquí no son imágenes de telescopio; provienen de una simulación digital, una modelización informática que trata de reproducir la formación de las galaxias. Los cálculos incorporan simultáneamente millones de parámetros. Por eso suelen ser muy largos y solo pueden encomendarse a supercalculadores. Estos producen imágenes que permiten ver, con colores artificiales, distintas propiedades físicas de las galaxias, como la temperatura o la densidad del gas.

Gracias a imágenes como estas, los científicos intentan dar respuesta a fenómenos como la formación de las primeras galaxias. Así se ha podido plantear la siguiente hipótesis: debido a la gravedad, la materia tiende a aglutinarse en los lugares más densos. Estas regiones de fuerte densidad están unidas entre ellas por filamentos de materia que forman una especie de «telaraña cósmica». En las intersecciones formadas por esos filamentos, la materia se concentrará lo suficiente como para que se formen las primeras estrellas y más tarde las primeras galaxias.

Gracias a Maxime Trebitsch por su contribución.